"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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10-11-2017 |
Un libro y su autor. (primera parte)
“Ay de los vencidos!”
"La patraña de que la derrota del 72, fulgurante como fue y realizada en pocos meses, tenía como causa la traición de Amodio Perez, su compañera de entonces y el “Tino”. Fue siempre un argumento “interno” que convenció a unos pocos. La mayoría tuvo ante la versión “oficial” muchas dudas y reclamó siempre una investigación imparcial y seria, pero la vieja “compartimentación” que implicaba,el conocimiento parcial e individual de hechos y circunstancias, hizo que esa aspiración jamás pudiera concretarse en una propuesta política unificada."
Es una novedad –y una agradable experiencia- la aparición del libro de Manuel Marx Menendez , “Ay de los vencidos!” , subtitulado “Testimonio político de un Tupamaro” , 302 págs. Impreso en octubre del 2017 en la Empresa Cooperativa Aragonés.
Decíamos novedad –dentro de la ya profusa literatura referida al viejo M.L.N-Tupamaros- pero decimos también, agradable experiencia. Digamos porqué.
La literatura – a esta altura copiosa- sobre la vieja gesta, tiene dos vertientes analíticas: la burguesa y la “oficial”.
En la burguesa podemos citar en primera línea al expresidente Julio Maria Sanguinetti , seguido por Alfonso Lessa y sus varios libros. No se agota sin embargo allí: múltiples articulistas de la página editorial del matutino El Pais , y sumados a ellos los articulistas –especializados en el tema- del semanario Búsqueda ; también una pluma importante del periódico El Observador .
La temática de todos estos escribidores burgueses es elemental: a ) los Tupamaros surgieron durante un período de democracia – violando los consejos de Ernesto “Che” Guevara en su intervención montevideana, en el Paraninfo de la Universidad de la República- “agrediendo” en la acción la democracia “totalitaria” en proceso y, b ) propiciaban una revolución “imposible”.
Que las revoluciones y particularmente en América Latina son “imposibles” es simplemente el viejo salmodio burgués que defiende el nido propio de sus privilegios y la acumulación de capital. La burguesía y particularmente las burguesías de América Latina que han pasado en sus argumentaciones desde el viejo “nacionalismo” caro a los años 60 del siglo pasado, a su lamentable presente actual de aceptación lisa y llana de la “globalización del capital”,y como consecuencia, su rol dependiente y subordinado en la “globalización”. Son “socios menores” integrados al proceso, defensores “del sistema” –ahora sin alharacas.
La sociedad de “ las dos terceras partes ” es el objetivo final del dogma establecido, sin reparar que el mismo implica simplemente, la desaparición y el exterminio del 33,3% y fracción , de la población “pobre” del planeta; una proeza que no logró realizar ni siquiera el nazi-fascismo de los años 30, con sus “exterminios industriales ” en los campos de concentración y durante la Segunda Gran Guerra. Que consigan imponer este “programa” es la némesis del futuro próximo. Abogamos porque no lo lograrán.
La segunda vertiente interpretativa es la denominada “oficial”. Esta representada en primera línea por el felizmente desaparecido Eleuterio Fernandez Huidobro, ( EFH . de ahora en adelante) “ el Ñato ”, para sus escasísimos defensores y panegiristas.
En esa corriente oficial se engloban los derrotistas, los “arrepentidos” y los liquidadoras simbolizados particularmente en las figuras físicas de una “troika” que tomó el poder a la muerte de Raul Sendic Antonaccio y cuyos representantes principales son: Jose “Pepe” Mujica, Julio ( “Marmolito” o “Picapedrero”) Marenales, y EFH.
Fueron “tupamaros oficiales” por obra, gracia e intervención de los “poderes que manejan el Uruguay”, léase su burguesía, los diferentes aparatos que consolidan el estado, la masonería, el estamento militar, la alta burocracia estatal, la gran prensa y los medios de comunicación. Fueron estos estamentos, en crisis constante luego de la recuperación “democrática”, o sea desde 1985 al 2004, a través de ambos partidos “fundacionales”, léase blancos y colorados, los que llevaron adelante una campaña de convertirlos en “héroes tolerados”, personajes “importantes” y al esfuerzo consagraron todos los medios. No había prensa que no los citara como gurúes modernos, y sobraban las cámaras que los registrara en sus intervenciones, actitudes y ocurrencias, ni cronista que no los citara en sus informativos. Así paulatinamente los fueron imponiendo ante la opinión pública y el público en general. Fueron una construcción artificial y mass medial de los medios de propiedad privada . Sus “creaturas”.
Estimulados por su repentino “éxito” y “popularidad”, los personajes se abocaron a pulir su imagen. EFH, el más audaz de todos ellos aprovechó la bolada para convertirse en jefe y en ideólogo y proclamaba en una columna de los jueves en el diario de Federico Fassano su infalibidad, y se declaraba hasta autor de todos los documentos conocidos que –decía- eran de “su pluma y cerebro”. A ese esfuerzo consagro cinco tomitos y varios opúsculos de circunstancia. Cuatro, son sus tomitos de “ Historia ” y el quinto “ En la nuca ” la culminación del delirio. No hubo crítica posible. Los intelectuales uruguayos o los que fungen de intelectualidad les concedieron un cheque en blanco de credibilidad, sin crítica, a pesar de que sobraran –desde ambas orillas del Plata- los artículos, libros y folletos que señalaban las inexactitudes. A esos críticos que no eran “los intelectuales establecidos” se les silenciaba sin conmiseración, se les ignoraba con la “lógica de la aplanadora”. De esa manera la “creatura”, un auténtico Frankenstein criollo, creció, tomó fuerza y se estableció en la sociedad.
Cuando algún sector de la inteligencia militar publicó las viejas declaraciones del “detenido especial” EFH , que delataba a militantes prófugos y en libertad en 1977, (fue publicado con copias fotoestaticas … en el 2009!!! …que autentificaban su autenticidad) no hubo cronista, redactor, jefe de programa de las grandes radios, ni “ancla” de noticias de los medios establecidos, que se animara a citar al personaje a sus estudios para preguntarle sobre el asunto, ni enviaron jamás a algún cronista a realizar la pregunta irrespetuosa que tocara el tema aprovechando sus múltiples intervenciones públicas. Un silencio protector y cómplice se extendía como un paraguas sobre el personaje y sus cómplices y beneficiarios, pero solo lo detectaban una minoría que no encontraba medio donde alzar su voz y realizar la denuncia.
Lo mismo, absolutamente lo mismo sucedió tres años antes (2006) con la publicación de las confesiones de otro rehén de la misma tríada, el intelectual (de pacotilla) y dramaturgo Mauricio “el Ruso” Rosencof. Otra vez el silencio protector al que acataron sin chistar ni romper filas todos los falsos “héroes” de la prensa y de la televisión. Ni el célebre Cotelo , ni el establecido Lessa , ni los ascendentes Pereyra , se atrevieron a organizar una “mesa” donde coloquialmente se tratara el tema. Todos estos ratones se mantuvieron en silencio y sin chistar hasta el 2013, cuando hizo su aparición (un “desaparecido” y supuestamente “muerto”) que desde España levantó la lápida del silencio a la que se había auto-condenado, pera decir lo que entendia “su verdad”. Su verdad personal, acotemos,- para precisar- y donde los términos “su verdad” y “personal” tienen el mismo peso que él mismo le dio en 1972. Es un hombre que “pelea la suya” y esta dispuesto a realizar, en función de ese propósito abiertamente proclamado, lo mismo que hizo en 1972 para obtener su libertad. Como sobre el tema- en su momento- nos explayamos en más de 7 artículos y hasta cierto coloquio que nos llevó a por lo menos a 3 intervenciones, dejamos a los lectores curiosos de la prensa alternativa el rastreo de aquellos modestísimos esfuerzos.
La patraña de que la derrota del 72, fulgurante como fue y realizada en pocos meses, tenía como causa la traición de Amodio Perez, su compañera de entonces y el “Tino”. Fue siempre un argumento “interno” que convenció a unos pocos. La mayoría tuvo ante la versión “oficial” muchas dudas y reclamó siempre una investigación imparcial y seria, pero la vieja “compartimentación” que implicaba ,el conocimiento parcial e individual de hechos y circunstancias, hizo que esa aspiración jamás pudiera concretarse en una propuesta política unificada.
Pero después de la “liberación” (que fue una “amnistía) de 1985, aquella versión se fue estableciendo desde las alturas. El proceso fue tortuoso por demás, no solo porque implicó varias “purgas” internas y la nueva lucha por el poder desencadenada por el grupo inicial de los denominados “históricos” o “vacas sagradas” que ahora además estaba reforzado por la presencia de alguno de los denominados “rehenes” (los masculinos, porque de los femeninos no se habló nunca y jamás se les tuvo en consideración).
A la muerte de Sendic padre (1989), el proceso se vio favorecido por la desaparición del principal eventual opositor a los planes en curso. Era una coincidencia frágil e inestable, donde los mismos conjurados en la “locura” del principal líder histórico, tenían diferencias y rencillas internas que más de una vez se manifestaron. Divididos y en luchas internas de posiciones al seno del “aparato”, se vivía el clima de “las chacras”, léase las instancias de poder interno, que denunció otro de los históricos que se retiró finalmente de la contienda, nos referimos a Manera Lluveras y su célebre “documento interno” que era en realidad una carta-renuncia. Por las escotillas EFH, Mujica y Marenales, se fueron deshaciendo –paulatinamente- también de otros eventuales rivales.
De ese clima enrarecido y envenado de la “interna”, la vieja militancia fue tomando distancia a través de un mecanismo particular: “el goteo”. Hastiados de las zancadillas y las maniobras entre los líderes; rechazando las exigencias de “lealtades incondicionales” con los subjetivismos particulares de tal o cual aspirante a caudillo de la troika; comprobando - en la esfera de su conocimiento particular - parte – solo una parte - de todos “estos enredos”; decenas de viejos militantes se fueron retirando de la militancia activa para pasar –en su mayoría- a la pasividad y el refugio en la vida familiar para intentar paliar los daños que habían causado a esa necesaria convivencia, los años de militancia y, luego, los más de diez años de cautiverio y prisiones.
El vacío, causado por este retiro para restañar heridas personales y la pérdida de confianza (junto al desengaño) permitió que el horizonte lo llenara la “historia oficial” en sus dos vertientes: la burguesa y la de “los revolucionarios arrepentidos”.
En “la troika” ganadora y “oficial”, estimulados por sus “éxitos” electorales, se floreaba el que después sería el “ganador” y “caudillo” del MPP que –en la medida que arrinconaba a sus rivales al silencio y al ostracismo: EFH y Julio Marenales- pasó a transformar el MPP en el EME-Pepismo. Tenían “una nueva base social” que en su inmensa mayoría era “nueva” y en la cual –como perlas de un collar- y para funciones de contralor, enhebraban viejos elementos del pasado –los más flojos, los que habían demostrado ser incondicionales, los que garantizaban el seguidismo y la subordinación y servían para “controlar y someter” cualquier diferencia al seno de la nueva base social. Ahí deben señalarse como principales epígonos a un Agazzi (periférico del 26), a “un ratón” Rosadilla, un “bicho” Bonomi, una “Tronca” Topolanski (le hacia los “mandados” desagradables al Pepe), un “flaco” Haller (reciclado en el rol de “patovica”) y toda una serie de desgraciados más.
Julio “marmolito” Marenales en ese corrimiento llevó la peor parte y su resentimiento lo llevó a empezar “a recordar” (en estos últimos años) todo lo que silenció durante muchísimos años –desde 1985 al 2017. De su oportunismo contumaz (la jugaba de “crítico” a la interna y recorría el espinel de los “críticos” para informar de lo que se discutía, al mismo tiempo que les telefoneaba en privado, jugándola de “amigo”) habría mucho para decir. De algunas de sus jugarretas hemos sido testigos presenciales a partir del 2004.
El otro “jugador” desplazado EFH y sus acólitos (el grupo parlamentario) la historieta es conocida. Despues que perdió la votación en la “interna” del MPP, en camino firme de convertirse “en la fuerza que el Pepe construyó” tenemos todos, testimonios públicos: el antiguo perseguidor tenaz de todos los críticos organizados (empezando por el FRT o “microfracción”) pasó alegremente y sin temores a alentar una fracción el CAP-Libertario. Paso así de “emulo estalinista feroz” a repentino “trozquista” fraccionalista. Todo sin abandonar su connivencia carnal con la inteligencia militar de la cual desde las “negociaciones” fue un agente formidable. Antes de morirse felizmente se reconoció como “un soldado sin uniforme”. Era la vocación final de una larga carrera en la que paso de “militarista” a “quebrado” y de “quebrado” a “informante”, sin despreciar el rol de “delator y ortiva”.
Sirva esta primera introducción necesaria, como preámbulo obligatorio para este libro de Manuel Marx Menendez, el tema que intentamos presentar en estas notas.
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